Con 26 años la cordobesa Luna Fernández Cantador tiene ya su propia clínica de fisioterapia, tan solo unos pocos años después de terminar el Grado en Fisioterapia en la Universidad CEU San Pablo.

¿Por qué decidiste cursar este Grado?

Cuando acabé bachillerato tenía dudas si estudiar Medicina o Fisioterapia. Elegí esta última con la idea de cambiar al año siguiente, pero no habían pasado ni tres meses y ya sabía que no había otra cosa que quisiera estudiar. Elegí el CEU San Pablo porque era la Universidad que tenía mejor oferta de prácticas.

¿Qué es lo que más te gustó del Grado en Fisioterapia?

Sin duda, lo que más me gustó fue la cantidad de prácticas que hice. A los cinco días de terminar la carrera empecé a trabajar y no tenía ningún miedo a cómo tratar a los pacientes. Lo había hecho tantas veces que, cuando me dejaron sola en mi primer día de trabajo, fue todo rodado. Y eso, se lo debo a la experiencia que gané en la Universidad, me dio mucha confianza en mí misma.

¿Estás satisfecha con los profesores que has tenido y la formación que has recibido de ellos?

Lo que más valoro es que casi todos los profesores eran fisioterapeutas y eso hace mucho, porque no solo te explican, sino que te argumentan con casos clínicos que te ayudan a comprender mejor. Dos profesoras me ayudaron a decidirme a hacer, cuando acabé el Grado, el Máster en Fisioterapia de Disfunciones de Suelo Pélvico, especialidad que no había visto antes de la carrera y que descubrí para orientar mi carrera profesional.

En el Grado en Fisioterapia recibes una formación completa entre clases teóricas y prácticas tanto simuladas como con pacientes reales. ¿Qué te ha aportado este modelo de enseñanza?

He de decir que casi se vive en la Universidad. En el CEU la práctica y la teoría se complementan perfectamente y, aunque fueran muchas horas, en carreras como Fisioterapia es la única manera de aprender. Acabas muy preparado porque todo lo que has aprendido en la teoría lo llevas a la práctica, y lo aplicamos tanto entre nosotros como con pacientes reales.

Una pieza clave en la formación son las prácticas. ¿Dónde realizaste las prácticas y cómo te ayudaron en tu formación?

Aparte de las que tenía a diario en la propia Universidad, estuve haciendo prácticas en el Hospital HM Montepríncipe donde trabajé la parte de rehabilitación hospitalaria tratando a los pacientes en sus habitaciones y en la UCI. También estuve en dos centros médicos en los que asistía a pacientes de mutuas. Además, estuve en una clínica privada en Córdoba, donde llegaban personas con diferentes patologías, desde neurológicas, lesiones deportivas hasta linfedemas post-cáncer, etc. Poder trabajar en diferentes especialidades y en centros distintos me ayudó a saber en qué quería trabajar en el futuro y qué tipo de fisioterapia quería realizar. Y acabé montando mi propia clínica.

«En las clases éramos grupos reducidos de alumnos y era muy fácil aprender»

¿De qué manera las instalaciones te han servido para poner en práctica tus conocimientos?

Las aulas eran muy cómodas para poder trabajar en ellas y los laboratorios muy completos. Los alumnos podíamos practicar en ellas para los exámenes. Como en las clases éramos grupos reducidos de alumnos era muy fácil aprender y, además, siempre tenías al profesor pendiente de lo que necesitabas. Teníamos todo tipo de material y de lo más novedoso. Cuando llegábamos a los centros de prácticas nos ayudaba mucho haber trabajado en clase antes con cierta maquinaria.

Tras finalizar tus estudios, ¿te resultó fácil incorporarte al mercado laboral?

Sí, a los cinco días estaba trabajando y nunca he estado parada, siempre he enlazado un trabajo con otro.

¿Qué fue lo que te inspiró a abrir tu propia clínica «Fisio-innova»?

Como en las prácticas había trabajado en diferentes tipos de fisioterapia y, aunque me encantaba la parte de hospital en UCI, vi que lo que más me gustaba era dedicarme al paciente, personalizar el tratamiento, concentrarme en él y dedicarle el tiempo necesario. Por eso abrí mi propio centro.

¿Cómo aplicas lo aprendido durante el Grado?

Además de hacer fisioterapia general (traumatismos, deportiva, rehabilitación…), doy clases de pilates y también estoy especializada en suelo pélvico, por lo que tengo muchos tratamientos para pacientes con alguna disfunción de este tipo. Obviamente, después de la carrera, hay que seguir formándose porque es importante estar al día con todo tipo de tratamientos y yo siempre estoy ampliando mis conocimientos. No obstante, hay muchas cosas que ya vi en la carrera como, por ejemplo, pacientes con disfunciones temporomandibulares, a los que ahora puedo aplicar los procedimientos oportunos.

Para terminar, ¿recomendarías a otras personas estudiar Fisioterapia en el CEU?

Lo recomendaría sin duda. No sólo por la metodología de enseñanza de la Universidad sino también por el sistema de prácticas, ya que puedes acceder a diferentes centros y ves todas las especialidades que hay para poder elegir qué tipo de fisioterapeuta quieres ser. Además, las clases son grupos reducidos, por lo que tienes al profesor a tu disposición. Pero, para mí, lo más importante es la gran cantidad de horas experienciales que ofrecen, ya que sales al mercado laboral con conocimientos y seguridad en ti mismo.