Tras la puesta en marcha del Plan Bolonia los estudiantes dejan de ser un agente pasivo del aprendizaje para adoptar un rol activo. Cada alumno debe decidir si sigue la evaluación continua, lo que implica asistir a clases y realizar trabajos a lo largo del tiempo que dura la docencia de la asignatura.
Si bien la mayoría de los alumnos asiste a todas las clases, o al menos a un alto porcentaje de ellas, la entrega de trabajos, que en ocasiones suponen un bajo porcentaje de la calificación final no siempre se ve como algo necesario. Como realizar estos trabajos exige un mayor sacrificio solo los estudiantes con un mayor compromiso y madurez son capaces de entregar todos los ejercicios, prácticas y ensayos que se les solicitan durante el desarrollo de las clases.
Prácticamente todos hemos dejado algo para más tarde, aún sabiendo que hubiera sido preferible ir haciéndolo poco a poco durante más tiempo. Al final, en ocasiones, no nos ha dado tiempo a terminarlo del modo que hubiéramos deseado y eso nos ha hecho aprender que dejar las cosas para el final no es buena idea. El problema es que alguien de veinte años muchas veces todavía no ha aprendido de fracasos anteriores, y siempre es difícil escarmentar en cabeza ajena.
Normalmente entre las pruebas de evaluación continua se incluye un examen parcial. La ventaja de este control de conocimientos es que incluso los alumnos menos previsores deberán estudiar la asignatura al menos dos veces, y cuando llegue el examen final la primera mitad del temario ya la deberían conocer muy bien. Se podría justificar que quien haga bien está prueba, que suele representar un porcentaje importante de la evaluación continua, también hará bien el examen final. Por eso conviene ver el efecto de entregar las actividades excluyendo la prueba de conocimientos a mitad de semestre.
Yendo a los resultados de una asignatura en concreto que, si bien son diferentes a los de otras asignaturas y diferirán de un año a otro, se comprueba como en la convocatoria ordinaria nadie que no cumpliera con el mínimo de asistencia aprobó la asignatura y ni si quiera se quedó cerca de la calificación para aprobar el examen final. Además, nadie que no asistió a clase de forma regular aprobó la evaluación continua independientemente de si se tiene en cuenta o no el examen parcial. La conclusión en mi experiencia es clara: Para poder aprobar en la convocatoria ordinaria es necesario asistir a las clases con regularidad. Por suerte, la gran mayoría de estudiantes son conscientes de que deben ir a clase y son pocos los que no llegan al mínimo de asistencia.
Entre quienes asisten a clase y aprueban la evaluación continua incluyendo el parcial, es muy frecuente que se apruebe la asignatura. En mi caso solo una persona tuvo un mal día, fruto de una situación personal compleja. Por suerte, el trabajo que hizo a lo largo del curso se vio reflejado en la convocatoria extraordinaria. La conclusión es que realizar correctamente las actividades de evaluación continua y aprobar el examen parcial casi garantiza aprobar la asignatura. En cambio, si se suspende la evaluación continua teniendo en cuenta el parcial es muy difícil conseguir aprobar en convocatoria ordinaria y en mi caso solo uno de cada siete lo logró.
Como se puede pensar aprobar la prueba parcial indica que el alumno está más preparado para aprobar la prueba final, se pueden analizar los datos de la evaluación continua sin incluir el control a mitad de asignatura. En mi caso, cuatro de cada cinco estudiantes que en promedio aprobaron el resto de las pruebas de evaluación continua también aprobaron la asignatura a la primera, mientras que solo aprobó a la primera uno de cada cinco que no aprobó la evaluación continua excluyendo el examen parcial. Por lo tanto, se puede decir que hacer las actividades que se piden a lo largo de la asignatura no garantiza aprobar, pero multiplica la probabilidad de hacerlo por cuatro.
Imagen: La diferencia entre el 20% y el 80% justifica esforzarse en las actividades de evaluación continua.
¿Con qué mensajes se debería quedar un estudiante si extrapolamos estos resultados? Asistir a clase es una condición necesaria para aprobar, pero no es suficiente. Además, si se aprueban las actividades de evaluación continua y el examen parcial es muy difícil suspender. Si se aprueban las actividades de evaluación continua, independientemente de lo que pase con el examen parcial, es mucho más fácil aprobar que si no se realizan o se entregan mal resueltas. Ahora que estamos comenzando un nuevo semestre intentemos llevar las actividades de las asignaturas al día para lograr aprobar y, sobre todo, aprender.
Dr. Juan Luis Santos Bartolomé
Profesor del Departamento de Economía
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