Concepto de mediación
¿interesado en la mediación familiar? La mediación es un proceso estructurado en el que una o más personas imparciales (mediadores) ayudan a las partes en conflicto a llegar a un acuerdo que sea aceptable para ambas. A diferencia de otros métodos de resolución de disputas, como el juicio, la mediación permite a las personas tener el control del resultado, promoviendo soluciones consensuadas y evitando la imposición de decisiones externas. Este proceso se caracteriza por su carácter voluntario, confidencial y autónomo.
¿Qué es la mediación familiar?
Según el Ayuntamiento de Madrid, la mediación familiar “es un método de gestión y resolución de conflictos, cuyo fin es conseguir una salida pacífica a los conflictos generados en la convivencia familiar”. En este sentido, los implicados en el conflicto reciben ayuda de profesionales, en este caso mediadores/as familiares, para tratar de adoptar acuerdos que sean beneficiosos para todos los miembros de la familia, especialmente cuando existen menores involucrados. La base es el diálogo y el respeto mutuo.
Este proceso no solo busca resolver los problemas legales, sino también mejorar las relaciones interpersonales y evitar que los conflictos se agraven, promoviendo el bienestar de la familia.
¿Cuáles son los 3 modelos de mediación?
Existen diversos enfoques para llevar a cabo la mediación, pero los tres modelos más conocidos son:
- Circular-Narrativo: se focaliza en reconocer cada versión de los hechos que las partes hacen del conflicto, pues cada persona posee diferentes experiencias y creencias. En base a ello, se persigue que las partes vuelvan a narrar los hechos abriéndose a nuevas perspectivas no consideradas con anterioridad, facilitando el entendimiento mutuo. Este enfoque es valioso en mediación familiar y comunitaria.
- Lineal de Harvard: Aquí el mediador se centra en identificar las cuestiones de disputa y los intereses comunes para generar opciones y llegar a acuerdos. Este modelo es más común en disputas donde las partes necesitan una orientación más directa sobre las consecuencias legales de sus decisiones.
- Mediación transformativa: En este enfoque, el mediador se enfoca en transformar las relaciones subyacentes entre las partes, buscando no solo resolver el conflicto inmediato, sino mejorar la dinámica y la comunicación a largo plazo. Este modelo es particularmente útil cuando las disputas están marcadas por una falta de confianza o una comunicación deficiente.
¿En qué casos debemos acudir a la mediación de familia?
La mediación familiar puede ser útil en una variedad de situaciones, como:
- Divorcios y separaciones: Cuando hay desacuerdos sobre el reparto de bienes, custodia de hijos o pensiones alimenticias.
- Conflictos de custodia: Cuando los padres no se ponen de acuerdo sobre con quién debe vivir el hijo o cómo deben organizarse las visitas.
- Disputas sobre herencias: Cuando los miembros de la familia no logran ponerse de acuerdo sobre la distribución de los bienes.
- Conflictos intergeneracionales: Como disputas entre padres e hijos o entre abuelos y padres respecto a la educación y bienestar de los niños.
- Otros desacuerdos familiares: Situaciones en las que se busca resolver disputas cotidianas o situaciones complejas que afectan a la armonía familiar.
En todos estos casos, la mediación familiar proporciona una vía para resolver el conflicto de manera más rápida, económica y menos traumática que el sistema judicial tradicional.
¿Cómo ser mediador de familia?
Ser mediador de familia requiere de formación especializada y habilidades para manejar situaciones emocionales complejas. Si te interesa convertirte en mediador familiar, los pasos generalmente incluyen:
- Formación académica: Debes obtener un Título de Experto en Mediación Familiar como el de la Universidad CEU San Pablo, que te brindará los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para desempeñar esta función. Se trata de un título habilitante que, al finalizarlo, te permitirá inscribirte en el Registro de Mediadores e Instituciones de Mediación.
- Desarrollar habilidades interpersonales: Un mediador debe ser empático, paciente, asertivo y tener la capacidad de escuchar activamente a todas las partes. Además, debe ser capaz de gestionar emociones y mantener un ambiente seguro y respetuoso durante las sesiones.
- Prácticas profesionales: Algunos programas de formación incluyen prácticas que te permitirán ganar experiencia en situaciones reales y aprender a manejar dinámicas familiares.
- Certificación y formación continua: En muchos países, ser mediador familiar requiere estar certificado por un organismo oficial. Además, la mediación es un campo en constante evolución, por lo que la formación continua es clave para mantenerse actualizado.
¿Te gustaría especializarte en esta área? En la Universidad CEU San Pablo ofrecemos el Título de Experto en Mediación Familiar con el que obtendrás un conocimiento profundo. Además de ser un título habilitante, cuando finalices tu formación podrás inscribirte en el Registro de Mediadores e Instituciones de Mediación. Da un paso más en tu trayectoria profesional. ¡Empieza el proceso de admisión!
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