Fuente: Sanmartín, Olga R. (15 de octubre de 2019). » Salman Khan, el profesor más popular del mundo: «Hay que acabar con las vacaciones de verano»» [En línea]. En El Mundo. Disponible en URL: https://www.elmundo.es/papel/lideres/2019/10/15/5da4576dfc6c8345618b45a5.html [Fecha de consulta: 16/10/2019]
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Empezó dando clases a su prima de 12 años y ha acabado liderando una ONG que da clases gratuitas en 36 idiomas a alumnos de todo el mundo. Este viernes recibe en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional.
El origen de la Academia Khan está en una niña de 12 años llamada Nadia que en 2004 suspendió Matemáticas. Su primo, Salman Khan, le dio clases particulares por teléfono: él vivía en Boston y ella en Nueva Orleans. Otros críos de la familia también le pidieron ayuda y se fue corriendo la voz, así que Khan comenzó a hacer sesiones por Skype de tres o cuatro alumnos. Como la cosa se le estaba yendo de las manos, alguien le propuso probar en YouTube para que los estudiantes pudieran ver las lecciones cuando les viniera mejor. Su respuesta fue: «¿YouTube? Pero si ahí sólo hay vídeos de gatitos…».
Hoy Salman Khan (Nueva Orleans, 1976) está al frente de la Academia Khan, una organización sin ánimo de lucro que imparte educación gratuita online en 36 idiomas y que le ha hecho ganar el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. Lo recibirá el viernes en Oviedo.
Este graduado del MIT, hijo de madre india y padre bangladesí, dejó en 2009 su trabajo como analista de fondos de riesgo para grabar clases en vídeos en los que al principio se oía a sus hijos gritando de fondo. Él era su único empleado y se pasaba el día en chándal. Ahora tiene 200 trabajadores y 72 millones de alumnos estudian en su plataforma. Bill Gates dijo una vez que usaba su web para ayudar a sus hijos con las Matemáticas y desde entonces no ha parado.
- ¿Qué ha sido de Nadia?
- Tiene 28 años y vive en Nueva York. Se ha graduado en Neurociencia y actualmente realiza una investigación sobre el trastorno del estrés postraumático en los veteranos de guerra.
Khan, que acaba de publicar en español La escuela del mundo (Ariel), explica que el principal problema que se ha encontrado dando clase es que el aprendizaje es «tipo emmental»: «Aunque parezca sólida por fuera, la educación está llena de agujeros», advierte.
- ¿Por qué?
- Nos regimos por un sistema basado en el tiempo que los alumnos permanecen sentados en el aula y, si no aprenden algo, van acumulando lagunas y se quedan atrás. Sacar un 8 significa, en realidad, que hay un 20% de los contenidos que no se saben bien. Habría que volver sobre ese 20% y repasarlo hasta aprenderlo, pero el modelo actual no permite que algo se comprenda más adelante.
Khan censura la «escuela de talla única» que separa los grupos por edades y tiene un único temario, lecciones en el colegio y deberes en casa. En esta aula sólo hay un ritmo y lo marca el profesor: los alumnos más rápidos se aburren y los rezagados se quedan atrás. Por eso propone «un sistema basado en el tiempo que los alumnos tardan en dominar los conceptos, donde puedan progresar a su propio ritmo, volver atrás y mejorar su nota, para llenar esos agujeros y que no se hagan más grandes adelante». Plantea, en síntesis, una educación que se pueda rebobinar, como sus vídeos, y en la que no se pase a la siguiente etapa hasta que se haya dominado lo anterior.
Esto implica reorganizar toda la estructura, desde la duración de las clases y la jornada escolar hasta la concepción de las asignaturas. «¿Por qué las clases duran una hora si la atención de los alumnos sólo se mantiene 10 o 15 minutos?», se pregunta Khan.
- ¿Hay que cambiar las asignaturas?
- Las asignaturas que son importantes se decidieron hace 100 años, cuando no existía ni internet. Entonces la escuela estaba orientada para preparar para la universidad, que era sólo para unas elites que no tenían que ganarse la vida. La Revolución Industrial expandió la clase media y más gente comenzó a ir a la universidad, así que los empleadores decidieron utilizarla como indicador de lo que cualificaba para tener un trabajo no manual. El propósito de la escuela ha ido cambiando, pero lo que se enseña no. En los currículos tradicionales se echa en falta pensamiento computacional, emprendimiento o habilidades personales. Hay una gran brecha entre lo que los exámenes preguntan y lo que los estudiantes necesitan conocer para la vida.
- Usted plantea acabar con las vacaciones de verano…
- Son, con las extraescolares, la principal fuente de inequidad educativa. Si se utilizan para ir a museos o campamentos, enriquecen, pero la mayoría de las familias no puede permitírselo y los críos se ponen a ver la tele o a estar en redes sociales. Yo propondría que el curso escolar durara todo el año, y eso dejaría tiempo para que los alumnos dominaran todos los contenidos y no hicieran tantos deberes.
- ¿Qué opina de los deberes?
- En la Khan Lab School, que es presencial, las clases son de 8.30 a 18.00 horas y todos los deberes se hacen en clase. Hay un efecto péndulo en las actitudes sociales hacia los deberes. Durante la Guerra Fría, cuando los soviéticos lanzaron el Sputnik, de repente empezaron a ponerse más deberes, sobre todo de Ciencias, porque se pensó que los jóvenes estaban quedándose atrasados. Lo que ocurre en EEUU, y supongo que pasa igual en España, es que la ansiedad y el estrés de los alumnos son muy elevados, y eso es porque no tienen tiempo para sí mismos, para descubrir lo que les gusta. No se puede establecer una correlación entre los deberes y los resultados académicos. En cambio, los alumnos que duermen suficiente y cenan con sus padres sí que mejoran.
- ¿No es aburrido aprender con vídeos? La inmensa mayoría de los que se apuntan a un ‘mooc’ no lo termina…
- Los vídeos pueden ayudar a comunicar, interesar e involucrar de una forma que el texto no hace, sobre todo si duran tres, cinco o 10 minutos y los puedes repetir todas las veces que quieras.
- ¿Qué papel tiene el profesor ante una clase grabada?
- No creo que la educación online haga menos valiosa la experiencia interpersonal. Si acaso la hace más valiosa. Lo online no reemplaza la clase presencial, sino que permite liberarla para tareas superiores, como que el profesor trabaje de forma individualizada con el alumno y los estudiantes interaccionen y se hagan preguntas.
Khan defiende que hay que pensar más, memorizar menos y, sobre todo, aplicar lo aprendido. «En la forma tradicional de dar Matemáticas, les enseñan a los críos a usar el martillo en una lección y a cómo utilizar un destornillador en otra. Si les dicen que claven un clavo, usan el martillo; si les dicen que pongan un tornillo, usan el destornillador. Pero si les dicen que construyan un estante, se quedan paralizados».
- ¿Hay que aprender menos cosas?
- La mayoría de los sistemas educativos tienen una larga lista de contenidos que hay que dar, pero la mayoría de los alumnos no los retiene. Y eso produce las lagunas de las que hablaba antes. Lo que yo haría es concentrarme en menos cosas pero mejor sabidas, y las que fueran realmente importantes para la vida.
EL DECÁLOGO DE LA ACADEMIA KHAN
- Cada alumno puede aprender a su ritmo. «El modelo actual no permite que algo se comprenda más adelante».
- Portabilidad. Los estudiantes deben poder elegir dónde y cuándo. Hay personas que rinden mejor por las mañanas y otras por las noches.
- Lecciones de 10 minutos, porque la capacidad de atención de los estudiantes es limitada.
- El saber no debe fragmentarse. El cerebro trabaja mejor con la ayuda de asociaciones.
- La educación debe ser eminentemente práctica, orientada a proporcionar habilidades e información que necesiten para ganarse la vida.
- «Las clases más reducidas no resuelven el fracaso, hay que mejorar el tiempo que pasa cada alumno con su profesor».
- Gastar más no produce mejores resultados, es posible una educación rigurosa y de calidad por menos dinero gracias a la tecnología.
- Las vacaciones de verano son muy largas. «En ellas los niños desaprenden». No pasa nada porque se quiten.
- Aulas de 75 alumnos de distintas edades con tres o cuatro profesores Hay que mezclar a alumnos de diferentes edades y poner más docentes. La enseñanza como deporte de equipo.
- Se aprueba con un 10. Hay que esperar más de los alumnos y subir el listón. Hasta que no se domina toda la materia no se pasa a la siguiente etapa.
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