Si tuvieras la oportunidad de venir a mi casa y abrir los gabinetes de la sala, encontrarías una gran variedad de juegos. Entre ellos están un tablero de ajedrez, piezas de Tangram, barras y magnéticos, un juego de bloques que individualmente parecen extraños pero juntos forman un cuadrado perfecto, u otra forma familiar como un puente o un pájaro.

¿Has observado algo en común entre ellos? Aunque algunos requieren operaciones de cálculo mental más que otros, todos ayudan a sus jugadores a educar las habilidades necesarias para tener éxito en el mundo matemático: la lógica, la estrategia, el razonamiento etc.

El otro día al llegar a clase me encontré las mesas de nuestra aula llenas de juegos familiares, inmediatamente pensé en mi infancia, me dí cuenta de que mi madre compró estos juegos con el intento de transformar a su hija no solo en una buena matemática sino también en una buena intelectual. Durante la cuarentena, pasaba mi tiempo libre resolviendo cada puzle en Tangram cuyo origen coincide con mi cultura china y es que recientes estudios científicos han promovido el aprendizaje a través de los juegos como un método de enseñanza efectiva y activa.

Mi favorito era la construcción de una pirámide con 5 líneas de 3 o 4 pelotas maderas, otros compañeros prefirieron el juego Cuatro en Raya (similar con Tres en Raya, pero las formas en línea deben tener el mismo color, tamaño, o volumen) o los dominós matemáticos. Por cierto provocaron nuestros espíritus competitivos, nadie por supuesto quería perder! No obstante, a largo plazo, los ganadores reales no siempre vencen el juego, al contrario aprenden de ellos, y aplican sus habilidades adquiridas dentro y fuera del aula para mejorarse

Esther Huang

Alumna del Máster Universitario en Formación para Profesor de ESO y Bachillerato. Especialidad Matemáticas