Como cada año, el 2 de noviembre se celebra la Conmemoración de todos los fieles difuntos. La pérdida de un ser querido es un trance difícil de afrontar para cualquier persona, pero especialmente para los menores. Por eso es tan importante saber acompañarles durante este duro proceso. En el siguiente artículo, la psicóloga Nuria García comparte algunos consejos que nos pueden ayudar en esta circunstancia.
Fuente de la imagen: https://www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-como-explicar-nino-perdida-querido-201910310122_noticia.html
Fuente: S. F. (31 de octubre de 2019). «Cómo explicar a un niño la pérdida de un ser querido». [En línea]. En ABC. Disponible en URL: https://www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-como-explicar-nino-perdida-querido-201910310122_noticia.html [Fecha de consulta: 2/11/2019]
[…] El proceso de pérdida de un ser querido es uno de los más complejos a los que hacer frente cuando se debe explicar a un menor. Para ello, la psicóloga Nuria García, nos aporta las claves que utiliza con sus pacientes durante este proceso y nos da unos consejos para poder afrontar la situación.
«En consulta suelo encontrarme con el miedo que sufren los progenitores a enfrentarse a esa situación y en muchas ocasiones se excusan alegando que sus hijos son demasiado pequeños para explicarles la situación con honestidad. Esto sucede porque muchas veces el propio adulto se encuentra abrumado por la pérdida», explica Nuria García . «Sin embargo, existen formas de abordar temas delicados y estas situaciones pueden ser una oportunidad para reforzar lazos familiares».
Los menores se enfrentan al proceso de pérdida desde distintas perspectivas, en las que hay que tener en cuenta tanto su personalidad como su edad. Para este último caso, Nuria García diferencia varias estapas:
Primeros años de vida: Es importante transmitir seguridad y estabilidad, para esto mantendremos sus horarios y rutinas, conservando la normalidad todo lo posible.
De 3 a 6 años: Es una edad en la que los pequeños preguntan de forma incansable. Resolver sus dudas con ternura y claridad para que entiendan la muerte como algo natural, será clave.
De 6 a 10 años: En esta edad, muchos niños empiezan a tener la inquietud por participar en los rituales de despedida. Como adultos debemos haber explicado previamente en qué consistirán y darles la opción de elegir si desean acudir finalmente al funeral o cementerio.
De 10 a 13 años: Somos su principal ejemplo y lo seremos a la hora de afrontar la pérdida. Debemos intentar que exista una comunicación fluída para facilitar que puedan expresarse con nosotros».
En todos los casos desde que el niño tiene uso de razón, Nuria García plantea cuatro puntos a seguir, con los que le podremos ayudar durante el proceso:
1- Resume la información y evita ser ambiguo en las explicaciones. Tenemos la tendencia de ser extremistas, no hablamos o damos detalles innecesarios que quizá no alcancen a comprender. En su lugar, infórmale con un titular de lo que está pasando y deja que tu hijo te formule las preguntas. Quizá te sorprenda la profundidad que tiene o de todas las dudas que se guardaba para no hacerte daño.
Puede que te resulte complicado responder a todas ellas o sientas que no está preparado, si es así lo mejor es que consultes con un experto. Lo más importante es que evites frases como «se ha ido» «nos ha dejado» porque puede confundirle aún más y quizá crea que volverá.
2- Inclúyelo en el proceso y no le mantengas al margen: De la misma forma que tú sabes cuando tu hijo tiene algún problema o una preocupación, él también intuye los tuyos con sólo mirarte. Distanciarte de él en estos momentos, sólo va a conseguir que tu hijo se preocupe más por la situación y le genere más ansiedad. No le abandones en estos momentos y expresa cómo te sientes para que él también pueda hacerlo.
3- Permítele sus tiempos: Las personas necesitan un tiempo para reponerse, sobre todo si es la primera experiencia en la que se enfrenta a la muerte. Quizás, al igual que tú, no quiera ir durante unos días al colegio o a sus actividades diarias, en ese sentido no deberías forzarlo. Incorporarse a la rutina le vendrá bien, pero acelerarse no, es mejor que sea tu hijo el que decida cómo se encuentra, sobre todo en los primeros días. No obstante, que no vaya a determinadas actividades no significa que sea un tema tabú, todo lo contrario, necesita hablar con alguien sobre lo que está viviendo y si pasado un tiempo no lo hace y si tú no te ves preparado, recurre a un profesional. En consulta veo a niños e incluso adolescentes, que siguen sufriendo por la muerte un familiar cercano a ellos por este motivo.
4- Olvida los tópicos para ayudarle en su dolor: Es difícil saber qué decir o qué hacer en situaciones así y cuando nos vemos atrapados todos recurrimos al clásico: «sé cómo te sientes», “el tiempo todo lo cura»… No utilices frases hechas y busca en tu corazón algo más profundo. A veces no hace falta decir nada y el mero hecho estar ahí ya simboliza mucho. No quiere tu compasión ni siquiera tus consejos, sólo saber que le comprendes y quizás un abrazo que le reconforte. Puede que nadie que conozcas haya fallecido o que nadie haya muerto cuando tenías la edad de tu hijo, pero seguro que has tenido una pérdida a su edad. Enfócate en esa pérdida para hablar sobre ti, de cómo te sentiste y cómo la superaste o de cómo te sientes ahora y cómo piensas superarlo».
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